martes, 31 de enero de 2012

Libro octavo: El oficio del vértigo


El oficio del vértigo
de Manolo Núñez Negrón

     Acercarse a ‘El oficio del vértigo’ es una experiencia interesante. A veces tienes la impresión de que estas leyendo poesía; así de numerosas y efectivas son las imágenes que encontramos en la narrativa de Núñez Negrón, pero otras veces su prosa parece demasiado artificiosa. El rico lenguaje del autor muchas veces te sorprende con una retahíla de imágenes coherentes y muy bien logradas, pero de vez en cuando comienza a sonar artificial. En especial cuando parece que es su voz la que suena, y no la de su personaje narrador. Esto es particularmente molestoso, pero afortunadamente esta practica se circunscribe solamente a los relatos de la primera parte del libro: ‘Maromas sin red’ (7 de los 20 relatos).

     El autor es un académico de la Universidad de Harvard. Sí. Sabe muy bien lo que hace con cada uno de sus relatos. El acierto más grande de su libro es probablemente el excelente manejo del tono narrativo en cada uno de sus relatos. Establece enseguida un tono específico, y luego lo sabe mantener a lo largo de su prosa hasta que el conflicto se desenlaza de una manera contundente.

      Esta es otra particularidad de Núñez Negrón: sabe trabajar los finales contundentes. El tono de cada relato va subiendo como en un crescendo que al final se desata de una manera no necesariamente sorpresiva, pero igualmente satisfactoria. Cuentos como ‘Pasión Toyota’, ‘Desvelo de amor’ y ‘Ora pro nobis’ contrastan grandemente con la iniciación erudita del libro, y nos dejan saber que el autor puede ser flexible con su narrativa.

     En la parte media, ‘Saltos al vacío’, comenzamos a disfrutar de relatos mucho más breves y fáciles. El autor cariñosamente baja el tono de su vocabulario. Entonces su narrativa se torna más Chejoviana; esto es, más cotidiana , pero sin caer en lo ordinario, y comienza a hilvanar personajes y situaciones más chejovianos, verosímiles y que generan empatía, superando así, y en mi humilde opinión, a los de la primera parte del libro. ‘Saltos al vacío’, por consiguiente, me ha resultado la mejor parte de ‘El oficio del vértigo’.

     ‘Días de circo’ nos devuelve a la narrativa un poco más longeva, pero sin los numerosos artificios de antes. Es irónico que en esta tercera parte solamente me ha llamado la atención ‘Desvelo de amor’, y que, sin embargo, en la parte primera que tanto he atacado, se encuentra mi relato favorito de todo el libro: ‘La ruta de los acantilados’. Con oraciones proverbios como “La gravedad es un querer estar en el mundo” y “La soledad va tejiendo su enredadera sobre la piel, que es la única patria del hombre” este relato cierra con una serie de imágenes referentes a la soledad y al suicidio que merecen varias relecturas para terminar de sentir el estremecimiento tan delicioso que un buen relato breve nos provoca.

Mis relatos favoritos han sido:
‘La ruta de los acantilados’
‘Alacena’
‘Centinela’
‘Desvelo de amor’

Elementos sobresalientes:
-Recurso histórico
-Oraciones proverbiales
-Metáforas y símiles tan numerosos como tan poderosos


Libro noveno: Avalancha

miércoles, 25 de enero de 2012

Libro séptimo: Reyerta TV


Reyerta TV
de Juanluís Ramos

     Reyerta TV es un libro adecuadamente exagerado. Vivimos una exageración a nivel cotidiano, y  Juanluís Ramos la traslada a la ficción digerible.

     A pesar de contarnos diferentes relatos, Reyerta TV persigue la historia de un detective retirado que adopta una vida criminal para recuperar el sentido de su vida, si podemos decirlo de esa manera. Cada uno de estos cuentos lleva el título de ‘Gin & Tonic’, por partes, mostrándonos a través de relatos independientes la historia de un grupo de personajes que bien podrían representar ‘el bien y el mal’. Puedo decirles que el mal triunfa al final, pero no como una victoria del villano, sino como una desmoralización del héroe retirado que se ha dejado corromper por su archienemigo. No es hasta ‘Gin & Tonic IV’ que realmente detecto el verdadero giro de esta historia fragmentada; cuando, en el bar, todos los que nunca realmente le prestaron atención de repente le dan la espalda.

     Este es el sentimiento que veo repetido a lo largo de todos los relatos de Reyerta TV: el de dar la espalda al dar con el giro atroz. ‘La confesión de Sor Josefa de todos los santos’ nos impacta desde el principio. Rápidamente entendemos el daño irreparable que esta sufriendo el hijo de la estrella porno, pero no es hasta el final que de verdad sentimos, así como los trabajadores sociales, cerrar el libro, dar la espalda y olvidarnos del nene con el complejo de Edipo. Como dice el último relato, ‘Boletín de última hora’ (mi favorito), uno conoce todas estas cosas, uno sabe que se dan todos los días, pero no es hasta que te apuntan con la pistola que realmente conoces el terror de no poder dar la espalda.
 
     Igualmente, un elemento narrativo que se repite en varios relatos de Reyerta TV es la hipérbole descarada. Trabajar la hipérbole requiere de una sensibilidad que puede llegar a ser tan peligrosa y exigente como trabajar el erotismo en la literatura. No se pueden escribir exageraciones impunes. Juanluís Ramos entiende la magnitud de lo que está escribiendo. Se apodera de la exageración para transformarla en un recurso agradable y, sobre todo, necesario a la hora de hablar de la violencia y del fanatismo religioso. ‘Gin & Tonic III’ y ‘Casa del señor’ acuden constantemente a la hipérbole para exprimirnos una sonrisa del rostro mientras nos encontramos con cada cosa terrible de estos cuentos interesantísimos.

     También tengo que resaltar el constante lenguaje callejero al que tan acostumbrados estamos en Puerto Rico. Esto hace que Reyerta TV sea muy atractivo para un puertorriqueño, pero probablemente parezca inverosímil o muy cargado de puertorriqueñismos para un lector esté ajeno a nuestra realidad social. No digo que sea una lectura imposible para un extranjero; el dar la espalda y el vivir la violencia sin vivirla realmente es un fenómeno universal. Sin embargo, no todo el mundo conoce a ‘Carlitos Colón’ o a ‘Abdulah the Burcher’,  tampoco lo que significa el ‘jangueo’, la ‘tiraera’ o el ‘Golden Gun’ del antiguo videojuego del Nintendo 64, 'Golden Eye 007'. Las referencias a la cultura popular son admirables pero, como siempre, también pueden perjudicar el alcance que pueda tener nuestro libro.

     Puedo decir que todos los relatos están bien logrados, funcionan y sostienen el argumento de encontrarse con la violencia y no poder dar la espalda. Desde licuar a un recién nacido, montar un tanque de guerra a través de una bahía matando a miles sin dejar un rastro, descubrir que el malvado luchador del bando rudo es un ser humano igual que todos nosotros, vivir el asalto a mano armada desde el lado equivocado del cañón, hasta adorar la vocación pornográfica de nuestra madre, Reyerta TV es el canal que todos tenemos que mirar en algún momento, sin dar la espalda.

     Reyerta TV obtuvo el Premio Nacional de Cuento en el 2009.

Mis relatos favoritos han sido:
‘La confesión de Sor Josefa de todos los Santos’
‘Casa del señor’
‘Don Domingo’
‘Boletín de última hora’

Elementos sobresalientes:
-Hipérbole
-Referencias a la cultura popular


Libro octavo: El oficio del vértigo

lunes, 23 de enero de 2012

Libro sex(t)o: 5 minutos para ser infiel


5 minutos para ser infiel
de Emilio del Carril

     Mi primera zambullida en el mundo de la literatura erótica fue con ‘The Story of the Eye’, del legendario transgresor Georges Bataille. Tengo que admitirlo, casi me ahogo. Extrañamente (en realidad, no) he desarrollado un gusto por la literatura transgresora. Me llamó más la atención el despliegue brutal e irreverente de todo lo que es tabú con respecto al tema, sea cual sea (en el caso de Bataille, la sexualidad). Como consecuencia, he podido disfrutar de obras más recientes como ‘Wetlands’ (Zonas húmedas), de Charlotte Roche, en donde se transgreden todos los tambúes sobre la higiene femenina, y ‘5 minutos para ser infiel’, de Emilio del Carril, que pretende arrojar madurez y honestidad sobre el tema estigmatizado de la masculinidad.

     ¿Por qué toda la lata con estas obras extranjeras? ¿Por qué Georges Bataille? Emilio del Carril es un estudioso del erotismo. Su tesis doctoral gira alrededor de lo erótico en la literatura y ha tomado las teorías de Georges Bataille sobre la sexualidad como base para su trabajo. En uno de sus seminarios le mencionó a sus estudiantes, medio bromeando-medio en serio, que él estaba convencido de que (y lo parafraseo) ‘la inhibición de la sexualidad de todo un pueblo desemboca en su deterioro y aniquilación total’. Su meta es probar esta hipótesis con su trabajo. Hoy tenemos a ‘5 minutos para ser infiel’.

     Emilio del Carril hilvana una serie de relatos eróticos sobre hombres sexualmente atormentados. Es curioso (y admirable) que sea un varón el que se arme de toda la sensibilidad y objetividad necesaria par poder escribir sobre la sexualidad de los hombres. También parece algo irónico, casi una contradicción, pero, como declara la cita de Ángela López Borrero en la contraportada, “…y en su contraparte la mirada que busca las formas del cuerpo femenino le ha pertenecido a los varones, (pero) Emilio del Carril se ha desviado de este horizonte para una nueva construcción de la masculinidad.” Emilio del Carril admira al hombre que sufre por diversas razones sexuales sin restarle una pizca de su (nuestra) frágil hombría.

     la literatura erótica es, por su naturaleza, explicita y gráfica. Sine embargo, existe una diferencia entre la pornografía y la literatura, y es que la literatura no es gratuita. En cierto modo, nos tenemos que ganar ese momento sexual exquisito, que resulta más valioso que una retahíla desproporcionada e insensible de situaciones eróticas. Emilio del Carril sabe caminar muy bien a lo largo de esta estrecha línea. Los primeros relatos de su libro, ‘Con olor a orquídeas medievales’ y ‘Cinco minutos para ser infiel’ son particularmente agradables. En los siguientes relatos también vemos una sofisticación y crudeza que se solapan una sobre la otra hasta parecer la misma criatura. Jamás podrían ir de la mano semejantes virtudes (sí, la crudeza también), y sin embargo lo hacen, todo esto sin abandonar nunca el germen erótico que inflama cada folio de este libro.

     Al igual que los relatos de Rubis M. Camacho, nuestro Libro Quinto, la narrativa de Emilio del Carril a veces puede ser difícil. Sin embargo, al contrario de los intertextos de Camacho, Emilio del Carril se vale de la intratextualidad, o sea, de la referencia a sus propios mundos (a los lugares y personajes dentro del mismo libro, como en el Látex Corp. de La belleza bruta de Francisco Font Acevedo) para lograr una emoción familiar y un ritmo agradable a través de una escritura a veces rebuscada. Entre los hombres atormentados de Emilio del Carril podemos encontrar al impotente, al abandonado, al divorciado, al violado, al transexual, al ‘player’, al anciano, al monaguillo, al infiel, al suicida. Y todos exploran y sufren su sexualidad al serles prohibida o mutilada. Emilio del Carril tiene la capacidad como escritor de hacernos ver a través de su prosa un argumento de gran validez y con resonancia en muchos de nosotros.

     Su narrativa es a veces compleja. En cuentos como ‘Búscame un grillo que cante sonetos de amor’ y ‘En el plano lugar donde los encuentro’ uno fácilmente puede sentirse perdido al terminar de leerlos. Otros pueden, inclusive, parecer un tanto ‘cursis’ con sus finales de diálogos de una sola línea. Y quizás en eso nos falla un poco al no lograr efectivamente que uno como lector verdaderamente acepte el tono que pretende evocar en algunas de sus ficciones. Pero no es nada que una segunda leída no pueda solucionar, lo cual le añade más valor a su trabajo, al fin y al cabo.

Mis cuentos favoritos han sido:
‘Con olor a orquídeas medievales’
‘Búscame un grillo que cante sonetos de amor’
‘Narciso, vísteme a la santa’

Elementos sobresalientes:
-Intratextualidad
-Erotismo
-Desdoblamiento (‘En el plano lugar donde los encuentro’)


Libro séptimo: Reyerta TV

viernes, 20 de enero de 2012

Libro quinto: Cuentos traidores


Cuentos traidores
de Rubis M. Camacho

     Cuentos traidores es una lectura difícil. Difícil en el sentido de que el lector debe tener conocimientos sobre mitología mediterránea, religión cristiana, historia y política de Puerto Rico para poder entender muchos de los relatos. Si podemos reconocer a los personajes de Camacho, entonces podremos gozar de una lectura ingeniosa y poderosa. Veamos.

     El libro abre muy apropiadamente con un microlerato titulado “La mirada”. Si siguen mi blog, ya conocerán que me fascinan los cuentos de un solo párrafo o de una sola oración. Me parece excelente sembrar esa inquietud latente que suelen dejar los microrelatos desde el comienzo. Poco a poco descubrimos en nuestro subconsciente el significado de esas palabras tan precisas y económicas. Así, ‘La mirada’ redunda en la humanidad que una anciana espera de su pastor, en lugar del mero servicio religioso ante la dolor a experiencia de una violación. Esta necesidad de humanización se queda latente en nuestras mentes mientras seguimos leyendo los Cuentos traidores de Camacho. ¿Por qué?

     Camacho va a darnos una serie de relatos en los que sus personajes son figuras significativas, si podemos decirlo así. Vamos a encontrarnos con un Jesucristo que luce como una celebridad, pero que resulta ser exactamente el salvador espiritual de una joven muchacha que carga con una 'piedra' desde su nacimiento y que espera fielmente la llegada de su salvador. Por otra parte, nos vamos a encontrar con otras referencias al cristianismos en diferentes relatos. Nos encontraremos, por ejemplo, con un ministro que quiere ser Dios, o a Pedro haciendo de Jonás, encerrado en la ballena de la cárcel (y no al revés).

     Siguiendo a los personajes significativos que se cuelan en las páginas de Cuentos traidores, rápidamente nos encontraremos con un Che Guevara que sufre la muerte de su madre (‘El dawa del Che Guevara’), a Pedro Albizu Campos, a Maria Antonieta (reina esposa del decapitado Luis XVI) encerrada y esperando su muerte, y a Luisa Capetillo en ‘Los pantalones de Luisa Capetillo’, mi cuento favorito de esta entrega literaria. Voy a detenerme un momento con este relato para resaltar la importancia y el poder que toman las figuras femeninas en los relatos de Camacho, cosa que brilla tan fácil y deliciosamente con ‘Los pantalones de Luisa Capetillo’.

     Luego de vernos con estos personajes históricos, pasamos a otro bloque de cuentos que destaca más bien a varios personajes mitológicos del mediterráneo. Prometeo protagoniza a ‘Como de plumas malditas’, que probablemente es uno de los mejores cuentos de este libro. Al leerlo comprendemos el castigo más cruel que nos priva de lo erótico. También nos encontramos con unos caprichosos Apolo y Diana, que van dejando heridas por doquier.

     Mientras avanzamos nos acercamos a la parte más deliciosa del libro, en mi opinión. Yo creo que una de las cosas más agradables de ‘Cuentos traidores’ es que a la vez que avanzas a través del libro te vas encontrando con mejores relatos, o al menos con relatos más fáciles. Mis cuentos favoritos, aparte de ‘Los pantalones de Luisa Capetillo’, los encontré al final de ‘Cuentos traidores’. Uno de estos relatos excelentes es ‘La mujer maravilla’, que trata el tema del consumismo y el materialismo rampante de nuestra sociedad capitalista. Nos choca porque desde el punto de vista de una madre vemos a la hija engreída y desagradecida. También tenemos ‘El beso más largo’, que contrasta entre la soledad que se vive dentro de este mundo materialista y la alegría que pueden conseguir dos seres humanos utilizando esa perversión material a su favor.

     Tengo que ser sincero con mis lectores y humillarme: admito que, al principio, no pude entender muchos de estos cuentos, especialmente porque dependen demasiado del intertexto o de las referencias a otras historias. Es adecuado asumir que tus lectores son inteligentes, pero a veces es peligroso pretender que tus lectores conozcan demasiado, que no tiene nada que ver con la capacidad intelectual de todos nosotros. En ‘Cuantos traidores’ hay numerosos personajes, mitologías e historias diferentes que no todo el mundo conoce. No pude disfrutar mejor de ‘Cuentos traidores’ porque tenía que detenerme constantemente a buscar información en Google o en libros, como La Biblia, para poder entender muchos de estos relatos. El hecho de que conociera a estos personajes, pero no así sus historias, me atropellaba la lectura hasta hacerme sentir, en algunos puntos, frustrado.

     El libro es excelente, y ha recibido criticas como uno de los mejores libros de ficción para el 2010-2011. Sin embargo, vuelvo a advertirles que ‘Cuentos traidores’ no es un libro para todo el mundo. Si quieren disfrutar de una lectura sofisticada, inteligente y atemporal, entonces tengan el gusto de leer a Camacho.

Mis cuentos favoritos han sido:
‘La mirada’
‘Los pantalones de Luisa Capetillo’
‘La mujer maravilla’
‘El beso más largo’

Elementos sobresalientes:
-Intertexto
-Leyendas atemporales


Libro sexto: Cinco minutos para ser infiel

lunes, 16 de enero de 2012

Libro cuarto (o la habitación con forma de cuaderno): La vida a ratos


La vida a ratos
de Christian Ibarra

     Este sería el primer libro de microrelatos que he leído. Me fascinan los microrelatos; también muchos de este pequeño libro. Aparte del arte narrativo breve, me gustan dos cosas adicionales con respecto a esta edición: el escritor es joven, la editorial también. Esto es un ejemplo vivo de lo que venía farfullando en la primera entrada de este blog pretencioso. Algunos nos preocupamos por crear y publicar fuera de los estratos convencionales de la experiencia propia. Y funciona. Funciona muy bien.

      Aunque podría ser fácil incurrir en la práctica  desgraciada (me perdonan) de leer las breves líneas de relatos una detrás de la otra, es necesario procurar la pausa, la paciencia, digerir cada palabra del microrelato, porque cada palabra hilvana con precisión un antes y un después imaginarios que desatan, al final de la introspección, cuando entendemos, esa sensación legítimamente orgásmica de comprender (o sentir que comprendemos) el microrelato que tenemos en mano. Ibarra evidentemente domina esta denominada técnica del ‘iceberg’.

     A través de la técnica vamos descubriendo las numerosas imágenes diarias, cotidianas, poderosas en los ratos vitales de los personajes de Ibarra. Sus cuentos son predominantemente juveniles, y sin culpa, con toda la intención, porque nos sumergen dentro de la mente de adultos jóvenes (‘El ladrón’), adolescentes (‘La vieja, el tiempo’, ‘El té’, ), y hasta niños (‘La poeta’, ‘Lunes’). Pero también abundan los relatos con personajes adultos, los señores y las señoras (‘La cartero’), inclusive los ancianos (‘Fin de estación’), y hasta el solapamiento de las edades y sus circunstancias (‘Dato curioso’, ‘Esa mano’, ‘La casa y la lluvia’). También tenemos un relato dedicado a la muerte (‘Mañana’), pero se nos ha quedado uno para el comienzo de la vida. De todas maneras, es evidente que el autor nos mueve a lo largo de las vidas; y de la vida, fácilmente se adapta a la mentalidad de las edades y a través de cada cosmovisión determina una idiosincrasia adecuada, y nos la hace creer, todo en un pequeño párrafo, en una mera oración. De veras, las palabras son poderosas cuando tienen a una mente humana que les preste atención.

     Desafortunadamente, este es un libro que fácilmente puede pasar desapercibido. Es un libro pequeñito, el formato de las páginas, vamos a decirlo, es ordinario. Nada de esto le resta a la calidad del trabajo, pero desanima al consumidor de literatura que, por más inteligencia que convoque a la hora de realizar su próxima adquisición literaria, es consumidor al fin y al cabo, y una buena presentación de cualquier otro libro le roba la luz a este. Esa es mi opinión estética. También sucede que lo compré usado -el único ejemplar que quedaba- y hasta tenía una mancha de algo, café o humedad. No sé. Pero el libro me vino bien recomendado. La comunicación salva vidas.

     Finalmente, quiero develar también algo inadecuado, a mi entender aficionado, sobre el relato innecesariamente fragmentado, ‘Fin de estación’. Cuando se unen los once pedacitos narrativos que le siguen, uno consigue un excelente cuento corto. El problema que tengo es que muchos de estos pedacitos, de por si solos, no nos dicen mucho. No funcionan como microrelatos, y hubiese funcionado mejor si se hubiesen colocado como escenas de un mismo cuento, y no como cuentos separados que nos construyen, al final, un ‘supercuento’, por llamarlo más grande. Creo que es justo decir que el antes y después de estos fragmentos narrativos no está en nuestras mentes, sino en las páginas que lo rodean. Sospecho que esto puede arreglarse con una mejor edición, aunque es obvio que la fragmentación es a propósito.

     La vida a ratos es una excelente adquisición para los amantes de la síntesis, la brevedad y la reflexión. También es un libro económico, tanto en palabras como en dinero, si todavía pueden conseguir un ejemplar de esta edición de Aventis.

Mis relatos favoritos han sido:
-‘La poeta’
-‘Otra vez’
-‘Dato curioso’
-‘El ladrón’
-'Breve instrucción para escribir un microcuento’

Elementos predominantes
-El ‘iceberg’ (o el antes y después imaginario)
-Elipsis
-Retruécano


Libro quinto: Cuentos traidores

sábado, 14 de enero de 2012

Libro tercero: Mundo cruel


Mundo cruel
de Luis Negrón

     A primera vista parece una lectura incómoda. Es otro primer libro. La portada es color rosa… ¿literatura gay? Por más abierto que digo ser en mi cabeza (y de la boca para afuera), de repente uno se siente alejado (o queriendo alejarse) de estos libros que son una rareza en Puerto Rico. Qué bueno que compré ‘Mundo cruel’, después de todo.

     Antes de comenzar a decir dos o tres cosas, tengo que mencionar una que no es literaria, pero definitivamente concierne a la gran estética del libro, que viene desde la portada. Excelente portada. Excelente montaje del todo. La primera edición (o diseño) de ‘Mundo cruel’ es atractiva y excepcional, inclusive adentro, al margen de cada folio. Además, invita al humor que supura cada relato con tanta dignidad e irreverencia. ‘Mundo cruel’ es, por lo tanto, un libro atractivo de cuentos honestos. Veamos.

     Cada relato de Luis Negrón es fundamentalmente divertido. Sin embargo, igual que ‘La belleza bruta’, de Francisco Font Acevedo, detrás de la parodia urbana (que no es parodia nada, y eso es lo divertido), existe una realidad que grita sin más voz que la que escuchamos como un lamento repleto de dignidad, a través de nuestros ojos. ‘El elegido’ es real, tiene que serlo, eso me imagino cada vez que leo a los personajes de Luis Negrón. Son personajes que pertenecen a la atmósfera gay, pero que fácilmente pueden ser discutidos, relacionados a nosotros, trascritos directamente hacia nuestra verdad diaria, porque son personas que desde siempre hemos escuchado y nunca hemos querido ver. Se trata de los deambulantes, de las personas enfermas de patologías amorosas, se trata de personas solas que se rodean de ese mismo ruido al que me refería hace un rato. Ya sea un vampiro del pueblo de Moca, un gay todopoderoso que puede comunicarse directamente con Dios, lesbianas, bugarrones o una pequeña familia que carece de cualquier lazo consanguíneo, en este Mundo cruel estamos todos retratados como personas puertorriqueñas, pero personas.

     Tengo que resaltar la facilidad de la narrativa de Luis Negrón. Su manera está llena de anglicismos, elipsis, y muchos otros accidentes del dialecto puertorriqueño. Pronto podemos darnos cuenta de que tiene que ser así. Es esto lo que nos ayuda a familiarizarnos con los personajes. Así se convierten en cualquiera y en Quijote a la misma vez. Sin embargo, esta acrobacia narrativa conlleva obligatoriamente un defecto que es culpa de todos nosotros, excepto de Luis Negrón. El lenguaje del libro es tan puertorriqueño, tan adaptado a la persona que narra y a la que lee (somos nosotros), que me resulta imposible imaginar a otras personas extranjeras leyendo este maravilloso Mundo cruel. Qué pena. Pero, como dije, no es un problema del autor, sino de ser nosotros mismos, que no podemos nunca dejar de ser nosotros mismos.

     ‘El jardín’ ha sido mi cuento favorito en este libro (y uno de los mejores que he leído de la literatura puertorriqueña contemporánea) porque, además de demostrar (el autor) que realmente sabemos ir mas allá de la ‘parodia’, del melodrama deliciosamente confeccionado, también vemos un magistral dominio de la sensibilidad y de la verosimilitud sin perder una pizca de honestidad. ‘El jardín’ es un cuento cruelmente hermoso y comprar el libro vale nada más poder leer este relato, sin quitarle nada de importancia ni estética a los demás.

     Mundo cruel culmina con ‘Mundo cruel’, que es el mundo en donde no existen prejuicios, homofobia, apariencias, mentiras ni dietas. Es el mundo de dos amigos homosexuales que se despiertan encontrándose con un mundo totalmente normal, donde todos celebran ser iguales y diferentes, cosa que deprime grandemente a nuestros personajes hasta el punto de destruir la amistad que los unía en este mundo cruel que nunca puede darnos lo que realmente queremos. ‘Mundo cruel’ es una muestra excepcional, no de lo que es, sino de lo que podría ser, y de lo que seguiríamos siendo si aceptáramos las cosas como son.

Mis relatos favoritos han sido:
‘El jardín’
‘Mundo cruel’
'El elejido'

Elementos predominantes:
-‘Parodia’ (me niego a quitarle las comillas)
-Comedia/Tragedia
-Melodrama asequible, totalmente verosímil y adecuado


Libro cuarto (o la habitación en forma del número cuatro): La vida a ratos

jueves, 12 de enero de 2012

Libro segundo: En el ojo del huracán


En el ojo del huracán
Al cuidado de Mayra Santos-Febres y Ángel Darío Carrero
Los cuentos son de: Ángel Darío Carrero, Moisés Agosto-Rosario, Yolanda Arroyo Pizarro, Mario Santana-Ortiz, José Liboy Erba, Pedro Cabiya, Mayra Santos-Febres, Juan Carlos Quiñones, Rafael Franco Steeves, Janette Becerra, Francisco Font Acevedo, Ana María Fuster Lavín, Tere Dávila, Juan López Bauzá, Luis Negrón, Cezanne Cardona Morales, Ernesto Quiñones, Charlie Vázquez, Damarys Reyes Vicente, Vanessa Vilches Norat, Sofía Irene Cardona, Mara Negrón, Edgardo Nieves-Mieles, Willie Perdomo.


     ‘En el ojo del huracán’ ha sido mencionado como uno de los mejores diez libros de ficción publicados en Puerto Rico el año pasado (2011), según el Nuevo Día. Me dio con leerlo. Se trata de una antología de cuentos selectos de autores puertorriqueños. Los relatos se encuentran entre las mejores narrativas cortas de los últimos años (la crema de la crema, ¿no?). Sin embargo, me siento con sentimientos polarizados con uno que otro cuento. Veamos.

     Algunos de estos cuentos se sienten naturales, lo que suelo llamar un ‘cuento honesto’ -que se siente honesto, quiero decir-. Cuando leo una narrativa sensible y honesta se que tengo a un cuento ganador entre mis manos, para mis gustos. Algunos ejemplos de esta destreza tan difícil de ejecutar (la de la honestidad) pueden ser ‘Fahrenheit’, de Yolanda Arroyo Pizarro (probablemente el cuento que más he disfrutado de la antología, y ciertamente el más corto), el relato estremecedor de Rafael Franco Steeves, ‘El mundo está en llamas’, Janette Becerra con su ‘Milagro en Guanabacoa’ (Janette Becerra esta próxima a publicar su primer libro de cuentos. Una excelente narradora nueva), ‘Melaza movediza’ (disculpando la aliteración racial), de Tere Dávila, ‘Guantes de látex’, original de ‘La belleza bruta (Libro primero), de Francisco Font Acevedo, ‘Luis Negrón con su ‘Mundo cruel’, que también es el nombre de su primer libro de relatos que tan buenas críticas ha recibido (y que reseñaré, eventualmente), ‘El cuadrangular infame’, de Cezanne Cardona Morales, ‘The First Book of The Sinner’, de Ernesto Qui~onez (un relato en inglés que tan cuidadosamente evita el maniqueísmo con la temática difícil de los presidiarios extranjeros), entre otras tremendas ofertas.

     Hay también una serie de cuentos muy buenos que se me presentan mejor como un despliegue técnico (de la técnica), y que por lo tanto, a pesar de ser excelentes relatos, los siento faltos de naturalidad (o de honestidad). Un gran ejemplo es, precisamente, ‘Goodbye, Miss Mundo, Farewell’, de la coautora y reconocidísima escritora puertorriqueña, Mayra Santos-Febres. Las escenas (o cuadros, como la autora los describe) establecen una especie de contrapunto con los diálogos de (creo, no se mucho de teatro), presumo por el epígrafe, Ophelia. Mientras tanto, el verbo ‘aspirar’ quiere decirlo todo cada vez que aparece ante nuestros ojos. La autora describe las aspiraciones de una reina de belleza como una adicción que va destruyendo su vida. Hermoso cuento, pero muy enredado, para algunos de nosotros. Otro cuento excelente es ‘La sustituta’, de Juan López Bauzá. Básicamente, relata el asesinato de una mujer a plena vista, en el parque, por parte de sus dos sabuesos (el perro blanco y el perro negro). Francamente, es increíble, en especial porque el narrador es una persona que observa todo el crimen sin hacer absolutamente nada. También trata de justificarse, pero no me funciona. Siento que el autor trata de decirnos algo con la usurpación de la identidad de la mujer por parte de sus propias mascotas, pero temo que suena a un cuento receta de tantos que nos hablan de sombras y de entidades que se roban la vida de sus dueños hasta transformarse en ellos completamente sin que nadie se percate. La metamorfosis perruna (con el permiso de Kafka) me dejó sin justificación, si se puede decir así. Otro cuento receta, aunque muy bueno, es ‘El tocadiscos de aguja’, de José Liboy Erba, que también sufre de lucir mejor su técnica que su propio cuento.

     Hay un par de cuentos que me parecieron horribles. Curiosamente, ambos utilizan las notas alcance para mover hacia delante el relato. El primero es ‘El hábito hace al monje’, que con todo lo que me gusta la ciencia-ficción, francamente lo odié. Hasta tiene un par de disparates técnicos referentes al lenguaje científico empleado. Por ejemplo: “…donde el beato levitaba orbitando por lumínicos PROTONES…”. Esto debería leer ‘FOTONES’, para que haga sentido. Algunas de las gigantescas notas al calce parecen un chiste, en vez de aportar a la narrativa. A la larga, el relato parece contar un episodio criminal sin son ni ton mientras que, en el trasfondo, como un ruido, aparenta criticar los problemas que surgen al traducir idiomas desconocidos y las licencias que nos damos al tratar de comprender lo incomprensible, desde nuestro punto de vista.

     El otro cuento horrible de esta antología es ‘La oreja de Van Gogh’. Me limitaré a decir que de relato no tiene nada y que más bien parece una farfullada por algún odioso de la conocida banda española. Entiendo que esa ha sido precisamente la intención, pero me deja preguntándome cuál era el propósito de tan elaborada banalidad: ¿Hacerme reír? ¿Hacerme llorar? ¿Odiarlo? De todas maneras, espero no tener que volver a leer algo así.

     Quería discutir un aspecto muy curioso del cuento ‘Ayin’, de Damarys Reyes Vicente. Buen cuento. Hace un par días atrás terminé de leer ‘El porqué de las cosas’, del autor catalán Quim Monzó (a quien adoro, pero no comentaré en este blog dedicado exclusivamente a los cuentistas puertorriqueños). ‘Ayin’ fue publicado en el 2007 como el cuento ganador del certamen de El Nuevo Día. ‘El porqué de las cosas' fue publicado originalmente en el 1994. Teniendo estos datos en cuenta, quiero decir que ‘Ayin’ y ‘El afán de superación’ (de Quim Monzó) son cuentos similares. Ambos nos relatan la inconformidad de una mujer que se sigue operando y transformando el cuerpo para sentirse conforme, hasta llegar al extremo de cambiarse los huesos y adulterar o sustituir su cerebro para hacerlo mejor. Los desenlaces son ligeramente diferentes, pero la vasta mayoría de ambos relatos parecen transcritos de la misma idea. Prefiero pensar que ha sido una enrome coincidencia (y quedémonos con la elipsis, ¿si?).

     Ahora sí, ¡no temáis! La antología es excelente. No sé si realmente sea digna de poco más de veinte dólares (probablemente sí), pero definitivamente es necesaria para los amantes del cuento, para saber a quién leer y a quién no leer. No me hagan caso, por supuesto, lean el libro y sean ustedes los jueces.

Mis cuentos favoritos han sido:
-'Fharenheit'
-'El mundo está en llamas'
-Milagro en Guanabacoa'
-'Goodbye, Miss Mundo, Farewell'
-'Guantes de látex'
-'Mundo cruel'

Elementos sobresalientes:
-Metarelato
-Contrapunto
-Notas al calce
-Clonación (es un chiste)
-muchas otras; son numerosos autores ;D


Libro tercero: Mundo cruel

martes, 10 de enero de 2012

Libro primero: La belleza bruta


La belleza bruta
de Francisco Font Acevedo

     La Belleza Bruta ha sido uno de los libros de cuentos puertorriqueños mejor criticados durante los pasados años. Para repetir algo de lo que los verdaderos críticos ya han establecido -y a ciencia cierta-, cada relato de ‘La Belleza Bruta’ parece un retrato de alguien que conocemos, que hemos conocido, que quizás somos. El ámbito es el de ahora, las calles, los callejones, los deambulantes que no somos indigentes, pero que andamos perdidos, los empresarios que descartan la humanidad como ‘una pajita en la leche’, la juventud lúbrica, como describe la contraportada, que se muere por satisfacer una obsesión fetiche de vivirse el momento -de tirarse el momento, si es posible, y seguir pa’lante, aunque nos destruya. No hay muchos libros de relatos contemporáneos que inciten a una reflexión tan cruda y hermosa del espíritu (por no mencionar algo demasiado cursi) en cada uno de nosotros.

     Comencemos con la portada. La portada, al menos la de la primera edición, de Editorial Tal Cual, es llamativa. Una cabeza de muñeca sucia y desgreñada, sonriente, espetada en el palo de un portón de alambres y de púas. Muy apropiado e ingenioso. Mis felicitaciones a (NOMBRE DEL FOTOGRAFO). Nos encontramos primero con ‘Guantes de latex’, cuento que también ha sido incluido en la reciente antología de relatos breves puertorriqueños ‘En el ojo del huracán’, del cual tengo varias cosas importantes que develar, pero con calma, que ese es el libro segundo. Con nuestro libro primero abrimos desde arriba, desde el superestrato gerencial de nuestro país. El primer relato nos da la impresión de que existen criaturas obsesionadas por acabar con nuestra s(u/o)ciedad, que sin embarrarse las manos se llevan enredados a los indigentes, a los drogadictos, a las prostitutas, en este caso, y los eliminan a todos con la mayor sensibilidad e higiene, todo como parte de una costumbre familiar en la que todos participan: papá, mamá, la nena y el nene. Todo esto sucede bajo la mayor impunidad posible.

     Así perseguimos el rastro de ‘Se busca dueño para mascota’, desde las entrelineas del diario del ejecutivo. Acevedo utiliza la intratextualidad, la autoreferencia dentro de su propio texto, amarrando cada experiencia brutal en la primera de las tres partes: Latex Corp. Para no hablar de cada cuento, destacaré que los relatos más sobresalientes en ‘La belleza bruta’ de Acevedo parten, naturalmente, desde ‘Guantes de látex’, que nos deja separando el texto de nuestro rostro, pero sin dejar de soltarlo nunca, y desembocando hasta ‘a.C. & d.C’, o, como yo he querido interpretarlo: ‘Antes de Cisco & después de Cisco’ (que de manera solitaria compone la segunda parte del libro). La primera y segunda parte son una obra maestra en términos de resaltar lo que nadie resalta, pero que todos sabemos: somos muchos así. El intratexto, el erotismo, la cruda sinceridad, el buen ritmo y tono de cada relato hermoso y brutal, cada elemento y técnica es ejecutada con excelente dominio hasta el final.

     Ahora bien. En el aspecto personal, y esto algo que nadie que lee ‘La belleza bruta’ parece recalcar, la tercera parte del libro, El último oasis, me parece aburrida y repetitiva. Si bien Acevedo recurre nuevamente a la violencia, a la deshumanización, a la cosificación, o a la metamorfosis, inclusive, encuentro que este tramo de ‘La belleza bruta’ me deja con ganas de hacerme un mayor daño mientras lo leo. Quizás sea eso lo genial del texto, que llega a un punto en que me satura como lector con tanta violencia para, al final, en el ‘Zigzag en el Hotel La Esperanza’, deseamos acabar de una vez y por todas para no volver a vernos entre las líneas. No se si mi reacción se deba a que Acevedo también a mí, como lector, me ha deshumanizado la final. Pero bien, aunque la tercera parte pueda dejarme como hacen las películas de acción de Hollywood, o sea, con ganas de ver más explosiones y tetas, tengo que admitir que, al final, Acevedo ha sacado el fetiche, el brutal y el inhumano en mí. Son los mejores veinte dólares que se pueden gastar en papel, tinta y ficción puertorriqueña contemporánea.

Aventis ha lanzado una nueva edición.

Mis relatos favoritos han sido:
-'Guantes de látex'
-'Se busca dueño para mascota'
-'a.C. & d.C.'

Elementos sobresalientes:
-Intratextualidad
-Contrapunto
-Erotismo


Libro segundo: En el ojo del huracán                   

lunes, 9 de enero de 2012

Para leer cuentos en Puerto Rico;


      Latinoamerica se ha destacado con su literatura a través del mundo, en especial desde el esfuerzo editorial del llamado ‘Boom’ de los años sesenta.


     Nos la comimos bien duro... hace como cincuenta años atrás... y ningún puertorriqueño trascendió entre ellos. ¿Qué nos pasa(ó), Puerto Rico? (Con todo el respeto a Juan, a Emilio, a José, a muchos, pero nos quedamos hablando de la colonia, de la guerra y de nuestras palmas en la playita)

     Yo creo, en mi humilde y aficionada dialéctica del criticismo desde la percha, que al boricua literario lo destruye una lejanía crónica de la universalidad. No es malo destacar nuestra cultura del wanabismo diásporo y disparatero a través de la literatura. Somos quienes somos. Hay que joderse, a veces. Pero en la isla poca es la gente que escribe, y aún mas poca la que lee. Insólito. (naturalmente, con una insensible hipérbole me he apoderado de una realidad no tan grave, y ahora te la entrego con aires de emergencia). El puertorriqueño sí lee. El puertorriqueño disfruta de la literatura inteligente; puede hacerlo. Es que desde siempre nos hemos quedado patinando sobre la misma fórmula del llamado y despectivo ‘pendejismo’ literario al que recurrimos tanto, a veces sin percatarnos.

     Leer en Puerto Rico es una praxis, algo que se hace al revés de la norma para funcionar adecuadamente. Sin rebotes léxicos: para leer en Puerto Rico hay que joderse (de nuevo, pero a esto me refería hace un párrafo y medio). No es tan exagerado vomitar que se pueden contar con los dedos de las dos manos la cantidad de librerías en Puerto Rico que se dedican a vender literatura. Una perturbadora mayoría de las librerías de la isla te venden textos universitarios, la Palabra en palabras, libros de autoayuda, biografías de políticos infames, almanaques onanistas, recetarios coloridos, cuadernos para pintar. Si deseáramos conseguirnos una novela o un buen libro de relatos probablemente nos encontraremos navegando entre las pestañas de Amazon, E-Bay, y Barnes & Noble. Y si buscamos a un autor local, pues tenemos que recargar la tarjeta del peaje, rellenar el tanque del carro con abundante gasolina, sacar un día indispensable de la rutina, y viajar hasta Rio Piedras, por ejemplo, para caminar a través de una solitaria y preciosa calle en donde se encuentra, probablemente, el 70 u 80% del mercado de literatura puertorriqueña en la isla (o sea, cuatro librerías de libros).

     Cuando el político repite una mentira suficientes veces, la gente la adopta y se la cree. ¿Por qué no utilizamos el mismo principio, con la literatura? Después de todo, el escritor es un mentiroso profesional; la literatura, su mentira magistral. Compremos esa mentira, que es mejor. No acudamos al terrorismo intelectual para mover nuestros papeles escritos entre las masas; expongamos nuestra masa a la tinta novedosa. Es increíble que en Puerto Rico también hayan más empresas Editoriales, que librerías de literatura (y ésta no es una hipérbole), cada una luchando contra viento y marea para exponer a nuestros artistas de la palabra a la tormenta que es nuestra sociedad (francamente) embrutecida. Me reservo tan noble acusación para un blog que no puede ser leído (no puede ser).


     Pero bueno.

     Si metiéramos mano y moviéramos la literatura más allá del área metro, más allá de los rincones de un callejón escondido entre grafitis y colegialas en pantalones cortos, a lo mejor la isla, la islita, la isla (nuevamente) recuperaría algo de su sentido estético, o lo desarrollaría, o aprendería algo, cuando menos, pero nos quedamos mejor con un espléndido box-score de asesinatos, visitas intercaladas cada weekend a Chilly’s y al cine, y el ruido de fondo de nuestra música sexual, consumista, violenta, reflejo.

     Llevamos el ritmo por dentro, ¿no?

     Acabando con mis farfulladas, como soy un pelau’ y me quejo mucho más de lo que hago, me resignaré a escribir en este blog según vaya leyendo la literatura de mi país (la nueva o la novedosa) para hablar de algo con ustedes, y así nos entendemos mejor cuando vuelva a echar un berrinche. Me voy a dar el guille de crítico;

Libro primero: La Belleza Bruta, de Francisco Font Acevedo…