jueves, 23 de febrero de 2012

Libro onceavo: Gotcha


 Gotcha
de Juan Duchesne Winter

     Comienza con una serie espectacular de cuentos intratextualizados que no le permiten a uno soltar el libro. Es esta técnica narrativa la que funciona como anzuelo para seguir leyendo las diferentes historias que oscilan entre lo divertido y lo doloroso. Con cada relato descubrimos unas historias inusuales que se desatan en medio de la cotidianidad, como si todo el universo del libro estuviese consciente de lo extraordinario de cada idea presentada. El titular del libro es excelente porque cada final que nos encontramos se siente como un verdadero ‘GOTCHA!’

     Paradójicamente, mientras sigo leyendo los relatos comienzo a sentir que algunos de ellos no son sino una especie de amalgama de personajes y lugares intertextuales que son ‘aprovechados’ para contar algo nuevo. Honestamente, no sabr’ia decir si esto funciona (por ir más allá y sacar provecho de la propia creación para generar nuevos conflictos, casi como un metarelato), o si solamente pasa por una excusa literaria o una intersección malograda de cabos sueltos que surgen como consecuencia de la intratextualidad tan bien aprovechada por el autor. No me quejo de que se reincida en lugares y personajes que ya conocemos, todo lo contrario: esto le añade riqueza a este magnifico libro. Sin embargo, algunos relatos lucen forzados o artificiales, como si se tratara de los sobrantes cósmicos de las excelentes historias de Gotcha.

     Para citar un ejemplo de esto, ‘Hamlet en Candem Town’ utiliza varios personajes y situaciones que se vieron en otros relatos del libro para construir una graciosa historia de incesto. Es emocionante conocer en qué ha desembocado lo que se había quedado en el trasfondo de otros relatos, pero a los párrafos se les nota el pegamento.

     Aparte de este leve sinsabor, los relatos que le siguen a ‘Hamlet en Candem Town’ abandonan la tendencia intratextual para convertirse en relatos ‘autónomos’, si se les puede llamar así. En ‘Claroscuro y máquina’ me encuentro con una historia un tanto confusa; confusa debido a que el ‘gotcha!’ no es evidente. También, el principio del relato, que nos describe una escena de una película, aunque sirve para ambientar el relato, no guarda una verdadera relevancia con el conflicto en mano. Aún así, me quedo con la impresión de que los hermanos Spot conspiraron para reunirse con sus verdaderos padres.

     Los últimos cuatro o cinco relatos de Gotcha se convierten en una expedición internacional que explora diversas subculturas en conflicto dentro de diferentes países. Por ejemplo, en ‘Claroscuro y máquina’ vemos la historia de dos adolescentes rumanos refugiados en un hogar inglés tras la Segunda Guerra Mundial. En ‘Belfast llama’ una pareja conoce la historia conflictiva de los provos y los oficiales mientras se divierten en una barra hirlandesa. En ‘Estefanía is coming’ conocemos las experiencias de una pareja ‘maroon’ que viaja el mundo y terminan viviendo en Bluefield. Con ‘Menos Siberia’ conocemos a un hombre que ha estado escapándose de Siberia a lo largo de varios países, y en ‘Destrucción’ un chico escapa hacia un barrio chino donde hace amistad con un estudiante hindú obsesionado con la destrucción.

     En cuanto al estilo de la narrativa, muchas veces me he detenido a discutir cómo el utilizar un lenguaje muy local o muy elevado puede atrofiar la experiencia literaria. Me parece que Juan Duchesne Winter narra sus relatos con un vocabulario que hace sentir cómodo al boricua empedernido, y a la vez se permite enriquecer sus textos con datos históricos, artísticos, científicos y vocabulario preciso que de manera muy interesante no nos aleja de la lectura, sino que nos divierte en el buenísimo sentido de la palabra.

     Puedo decir con seguridad que cada final de Duchesne Winter es una verdadera sorpresa, y eso, hoy en día, se vuelve cada vez más y más escaso en los buenos narradores. Es bueno ver que un autor contemporáneo, en vez de repudiar la idea del final sorpresivo, se apodera de ella y la eleva con un título que hace verdadera justicia a la puntuación de cada historia de Gotcha.

Mis relatos favoritos han sido:
‘Culebra’
‘Buda Bar’
‘Del brazo de Fortuna’
‘Gotcha’
‘Explosión suavemente’


Elementos sobresalientes:
-Intratextualidad
-Finales inusualmente sorpresivos (a la ‘GOTCHA!’)
-Información histórica


Libro doceavo: Adiós, Mariana y otras despedidas

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