miércoles, 16 de diciembre de 2015

Libro cuadragésimo segundo: La casa en que vivo no tiene dirección

La casa en que vivo no tiene dirección
de Hugo Rodríguez Díaz

En su primera colección de relatos, “La casa en que vivo no tiene dirección”, el escritor Hugo Rodríguez Díaz demuestra una sensibilidad literaria que contrasta genialmente con el recurrente foco jurídico de varios de sus relatos y su trasfondo académico en Derecho.

El título en sí de la colección hace referencia a una jocosa paradoja que viven algunos residentes de zonas rurales. En lo que se podría llamar el relato principal del libro, el autor enmarca literariamente, de forma tragicómica, la odisea jurídica que sufre un acusado al intentar explicarle al juez que la casa en que vive no tiene dirección. De esta forma, anuncia parte de la temática de la colección que se refleja en cuentos como “¿Qué pasó con Vidal Santiago?”, “La tercera mordida de Macho”, “La muerte de Joseph Martin” y “Novación”.

Como buen escritor, el autor se las arregla para formar tramas interesantes a partir de una temática que fácilmente podría resultar árida o sumamente técnica. Hugo Rodríguez Díaz evita regodearse en su conocimiento profesional sin subestimar al lector; al mismo tiempo caracteriza personajes interesantes con problemas de vida complejos.

Curiosamente, mis dos relatos favoritos de la colección tienen poco o nada que ver con el tema central de lo jurídico. Pienso que son los mayores aciertos del libro porque tienen a los personajes con mayores dimensiones y los dilemas más humanos o realistas. El autor los crea sin pasar juicios o lecciones de ningún tipo. Lo que le sucede a los protagonistas de “Lucidez de una corbata engañosa” y “Un lector voraz” son las consecuencias naturales y reales de sus problemas. El primero sigue la tradición del desdoblamiento al estilo de Julio Cortázar y el segundo aprovecha la vigencia del hiperrealismo posmoderno.

Una excelente selección de cuentos y una edición bien cuidada le confieren a esta primera obra literaria de Hugo Rodríguez Díaz la calidad necesaria para emprenderse de forma exitosa en el mundo literario de Puerto Rico. “La casa en que vivo no tiene dirección” es un libro genuino e interesante. Ojalá veamos más trabajos creativos de este nuevo autor puertorriqueño.

Mis relatos favoritos son:
“Lucidez de una corbata engañosa”
“Un lector voraz”

Elementos literarios sobresalientes:
-La tragicomedia en muchos de los relatos.
-La retrospección en “La muerte de Joseph Martin”.
-El desdoblamiento en “Lucidez de una corbata engañosa”.
-El hiperrealismo en “Un lector voraz”.
-Incorporar artísticamente el tecnicismo jurídico a lo literario.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Libro cuadragésimo primero: Laberintos de miedo

Laberintos de miedo
de Roberto Santiago Ayala

Laberintos de miedo es la primera propuesta narrativa del escritor Roberto Santiago Ayala. Su estilo está muy arraigado a la estructura clásica del relato breve, pero contiene personajes del populacho que se desenvuelven en situaciones cotidianas que le pueden suceder a cualquiera. El enfoque unitario del libro de cuentos reside, quizás, en la presentación de algunas enfermedades mentales, como la esquizofrenia y la adicción a las compras, retratadas en los conflictos de los personajes principales.

El libro está dividido en dos secciones. La primera contiene trece cuentos de estilo clásico y la segunda, titulada “Cuentos cortos”, contiene dos micro relatos, todos bajo la misma temática universal del miedo y las enfermedades mentales. Lo curioso de Laberintos de miedo es que el autor ha trazado un paralelo entre un estilo y temática primordial (el miedo) y un tema bastante moderno, que son las enfermedades mentales. Ya sea que haya una intención creativa o que la comparación sea una casualidad, el trasfondo literario de la obra podría servir alguna oportunidad argumentativa sobre la relación de causa y efecto de muchas enfermedades mentales con el miedo de las personas; o hablando más claramente, con el retraimiento y la introversión emocional.

Se podría decir que los personajes cotidianos presentados en Laberintos de miedo están enfermos de la mente por creer demasiado en supersticiones, ser fanáticos o materialistas. Si este es el caso, el libro entonces sugiere de forma muy implícita una problemática de subconsciente colectivo que usualmente se trabaja a través del hiperrealismo o la sátira, pero rara vez con modelos clásicos de narrativa breve y estructura simple.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Libro cuadragésimo: Kuolema

Kuolema: cuentos que se escapan de la muerte
de Jaime L. Marzán Ramos

El segundo libro de cuentos de Jaime L. Marzán Ramos trae un gran giro temático y estilístico. En su primera colección de relatos, Equus rex, el autor desarrolló a cabalidad una temática muy inusual sobre caballos y caballistas. Ahora, en Kuolema, el autor enfila su pluma con la literatura de la muerte y produce un trabajo narrativo repleto de lirismo.

Kuolema incluye muestras de narrativa breve y micro relatos desarrollados en torno a una inquietud fundamental por la muerte. El tema universal usualmente viene enmarcada dentro de la seducción, la cual, a su vez, desemboca en el suicidio o el rapto sobrenatural (por ejemplo, “La visita”); también estamos acostumbrados a ver al héroe que lucha a toda costa por escapar de la muerte o, incluso, vencerla. Sin embargo, Jaime L. Marzán Ramos propone otras formas de verla. En algunos de sus relatos, la muerte se vuelve su amiga (o amigo; “Obituarios”, “Mis muertos”); en otros, el protagonista se mofa de ella o, incluso, la ningunea (“¡Que viva la muerte!”, “El epitafio de KNK”). El autor explora todos los acercamientos, desde lo trágico hasta lo cómico, desde lo sensual hasta lo político. La fragilidad de los protagonistas trasciende el argumento tedioso de la insignificancia de la vida y, más bien, parece invitarnos a la introspección para comparar el valor que le damos a nuestras propias vidas versus el valor que le damos a las cosas que hacemos durante nuestras vidas. En otras palabras, muchos relatos de Kuolema plantean el valor de una vida en relación a la calidad de vida.

Los cuentos que se escapan de la muerte también denotan una preocupación del autor por los asuntos del futuro. Acorde con el tema principal, la proximidad o inmediatez de lo inevitable es un atractivo literario que el autor trabaja en repetidas ocasiones desde un acercamiento que abarca diferentes posibilidades (por ejemplo, “El ministro y el periodista”, “El último Homo sapiens”). Ya habíamos visto un atisbo del tema en el relato final de Equus rex y, evidentemente, es algo que ha permanecido en el imaginario creativo de Jaime L. Marzán Ramos con excelentes resultados. Vale comentar que, desde luego, el autor trabaja los relatos históricos con igual maestría, como ya hemos visto en sus dos novelas (Mercedes y Rita); tanto que algunos de sus cuentos históricos (por ejemplo, “El prisionero de Serapio” y “Las garzaguanés”) son de los mejores en Kuolema.

Si disfrutan la narrativa breve, los micro relatos y el atractivo milenario de la muerte en todas sus posibles vertientes, Kuolema es una lectura novedosa que disfrutarán de principio a fin. Si todavía no lo han hecho, dense la oportunidad de conocer la literatura de Jaime L. Marzán Ramos. ¡Enhorabuena por la literatura puertorriqueña!

Mis relatos preferidos son:
“El último Homo sapiens
“Las garzaguanés”
“Los manchesters”

Elementos literarios destacados:
-La prosa lírica
-La brevedad
-La visión de los futuros posibles
-El relato histórico
-La fábula en “El búho estercolero”
-La segunda persona narrativa en “Asunto concluido” y “Vicente”

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Interludio cuarto: El cantar de los morfales

Decidí aprovechar esta pausa luego de otra decena de entradas en mi blog para anunciar con mucha alegría la publicación de mi primera novela, El cantar de los morfales: Anatema despierta.

Se trata de la primera épica fantástica sobre las razas hermanas y sus destinos. Sepan que ya tengo preparado el manuscrito de la siguiente novela, aunque eso ya vendrá muy después.

Para lograr esto me tomé casi cinco años (bueno, a ratos) en idear el mundo y la trama de El cantar de los morfales y cuatro más en escribir y revisar la primera novela. Aunque Anatema despierta es de extensión normal (unas 230 páginas), el alcance de su historia es sumamente abarcador. Me tomó demasiado tiempo por varias razones, pero, como decimos cuando estamos satisfechos, de veras que valió la pena.


Anatema despierta es la base de muchas grandes historias que vendrán luego, así que esta publicación es una excelente oportunidad para que conozcan los reinos fantásticos de Granbriza, Viaoblivia y Noden-Loriel, así como sus razas, criaturas misteriosas y los cantares épicos de los héroes y poetas que determinan el curso de la historia.

El cantar de los morfales: Anatema despierta ya está disponible en Amazon, CreateSpace eStore, y muy pronto estará a la venta en librerías de Puerto Rico.

martes, 10 de noviembre de 2015

Libro trigésimo noveno: Ciencia imperfecta

Ciencia imperfecta
de Janette Becerra

Esta vez comentaré sobre un libro de cuentos que fue premiado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Ciencia imperfecta, de la doctora Janette Becerra, fue premiado como mejor libro de cuentos en el 2012 por dicha institución.

La temática principal del libro es una ironía. Presenta el arte creativo como una ciencia, o al menos como una extensión de la ciencia. Si vemos de forma panorámica todos los relatos de Ciencia imperfecta, parecen tener en común la presentación de un caso que la ciencia convencional es incapaz de explicar o solucionar. De forma irónica, el lector puede alcanzar su propio entendimiento de las situaciones presentadas en el libro gracias al formato literario que la autora seleccionó para contarlas. La obra completa parece sugerir, pues, que existen cosas que se comprenden mejor con las emociones.

Hay un tema secundario en algunos de los relatos de Ciencia imperfecta que se repite en la obra literaria de Janette Becerra. El conflicto solitario del ente creador, que tiene sus raíces en el imaginario asombroso de Jorge Luis Borges, es uno de los grandes dilemas en el mundo del arte. Aquí la autora se las arregla para transmitir esa angustia existencial, si se le puede llamar así, de forma empática. En relatos como “Coma”, “El horticultor” y “Cruzada literaria” los personajes conocen la satisfacción de concebir algo nuevo con sus habilidades mundanas para luego convertirse en víctimas de su propia creación o villanos de su propia historia. En todo caso, la creación no sufre el habitual giro antagónico, tan propio del clásico Frankenstein, sino que le permite al protagonista conocer otros aspectos de la existencia que repentinamente desaparecen o que son inalcanzables. Si tomamos una metafora más simple, podemos compararlo con la historia bíblica del fruto de la ciencia del bien y del mal. No es hasta que Adán y Eva lo prueban que toman consciencia humana y pierden el privilegio de vivir en el Edén. Este mecanismo irónico genera la angustia que plaga a muchos de los protagonistas en la obra de Janette Becerra. Ciertamente, es parte del foco central en Ciencia Imperfecta.

Quizás el relato que mejor ejemplifica el espíritu de Ciencia imperfecta es “Visitabas puntualmente el consultorio”. La ciencia en cuestión es la psicología, pero también habla del amor conyugal. En el relato narrado en segunda persona vemos el deterioro emocional de una mujer que visita a la psicóloga porque su esposo tiene problemas psiquiátricos. En el desarrollo del relato vemos dos planteamientos que se llevan de forma paralela: la ya mencionada angustia de ser la victima de la creación, en este caso el amor, y también el fracaso de la ciencia, en este caso de la psicología, en su pretensión de ofrecer ayuda emocional a la protagonista a través de diálogos mecánicos y recetas científicas de recuperación.

Si tomamos en cuenta su otro libro de cuentos, Doce versiones de soledad, y el libro ganador del ICP, Ciencia imperfecta, descubriremos que Janette Becerra mantiene un estilo muy claro y fluido. Cuenta sus relatos con una maestría intachable. Sus desenlaces, más que sorpresivos, son introspectivos, en la buena tradición de Antón Chejov, pues entre las palabras quedan dichas otras cosas que son las de mayor importancia y las que hacen a un gran cuento. Con Ciencia imperfecta, Janette Becerra demuestra que es, al día de hoy, una de las mejores cuentistas que tiene Puerto Rico.

Mis relatos favoritos son:
“Coma”
“Visitabas puntualmente el consultorio”
“Cruzada Literaria”

Elementos literarios destacados:
-La riqueza y pulcritud del vocabulario
-El estilo “chejoviano” de los desenlaces
-La segunda persona narradora en “Visitabas puntualmente el consultorio”
-La unidad temática en contraste con la diversidad narrativa

-El formato histriónico de “Casa alcaldía”

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Libro trigésimo octavo: Aviario

Aviario: crónicas y maravillas
de María Zamparelli

Con su primer libro de relatos María Zamparelli se aleja del relato histórico y demuestra su impresionante habilidad para contar relatos hiperrealistas en un imaginario fantástico. Es casi como si ambas cosas fuesen contradictorias, pero en Aviario la autora ha descifrado el balance armónico que puede haber entre ambos estilos narrativos.

Como bien anuncia la sinopsis del libro, la obra está dividida en dos partes. La primera, que es la más extensa, se llama Crónicas. En esta, la autora establece una especie de juego intratextual en donde cada relato funciona como especie de capítulo en una historia más abarcadora que va tomando forma a medida que leemos los diferentes desenlaces. Los cuentos/capítulos tienen epígrafes sobre pájaros, usualmente descripciones fisionómicas que vaticinan algún aspecto importante sobre la caracterización de los personajes. La segunda parte del libro está dedicada a los relatos cortos de la autora, todos ellos premiados o finalistas de algún premio literario, y es la más breve del libro.

Es casi imposible hablar de los personajes sin divulgar la trama de los cuentos, pero también es imprescindible hablar un poco de ellos para comprender el nivel de la crudeza realista con que la autora los ha comprendido. En lo que es quizás el relato más espectacular del libro, “Ánima sola”, la autora comienza in media res con una escena ultra violenta —y me perdonan la referencia con La naranja mecánica— que se origina en un núcleo familiar. Involucra un asesinato involuntario y un exilio pseudo idílico de un par de niños en el monte. La tensión escénica con que están construidas las escenas le brinda un fuerte aire cinematográfico al relato. La acción sucede sin tregua y las descripciones son inusualmente poéticas, a pesar de las escenas de violencia tan horribles.

En otro relato titulado “Inriri cahubabayael” la mitología puertorriqueña se convierte en vehículo literario para contar un relato híper erótico sobre un dios transfigurado que seduce a una mujer en el parque. El realismo sensual se desborda dulcemente de las páginas en medio de un frenesí que se extiende al mundo natural en donde habitan y observan los jueces del dios desesperado. El mito indígena se vincula con el realismo contemporáneo de manera espectacular a través del erotismo y el simbolismo principal del libro, que son los pájaros.



Otros relatos de Aviario persigue el rastro de una asesina, probablemente una bruja, que se apunta víctimas regularmente y de manera intratextual a lo largo de las historias que componen el libro. Un elemento detectivesco se desprende de relatos como “Anna Gromm” y “Doppleganger” en donde la trama toma diferentes puntos de vista, ya sea el de la asesina o el de alguna víctima, aunque siempre con la garantía de una relación intratextual maravillosa.

Los personajes en Aviario usualmente terminan convirtiéndose en pájaros. En la mayoría de los casos, la transfiguración les proporciona la libertad o la restauración de la “humanidad”. En un hermoso relato titulado “Un pájaro bobo” una maestra persuade a un estudiante para llevárselo bosque adentro. La actitud cínica del chico también es irónica, ya que sus palabras expresan rechazo, pero sus acciones demuestran empatía. La sensibilidad oculta o, digamos, reprimida del chico queda al descubierto tras un despojo ritual de las posesiones materiales que representan “su pequeña humanidad”. En el desenlace, la transfiguración bestial le proporciona una libertad emocional y sugiere que el verdadero villano no es la victimaria recurrente, sino las cosas materiales con las que asociamos nuestra personalidad. Este es uno de mis relatos favoritos en Aviario porque hace una crítica muy sutil de la fijación posmoderna con la imagen del individuo y la relaciona con uno de los conceptos más importantes del budismo, que es el desprendimiento de todas las ataduras terrenales como medio verdadero para alcanzar la libertad absoluta.

Otro relato mucho más tradicional y metódico utiliza un lenguaje técnico y un punto de vista cargado de nostalgia para contar la enfermedad, muerte y "segunda muerte" de un padre de familia que sufrió una enfermedad mental. El pequeño detalle del origami azul que viene con el libro toma mayor importancia como un símbolo literario del relato "Reseña de un ajuste de cuentas". Un hijo que es testigo de la enfermedad de su padre atestigua con precisión quirúrgica en su libreta Cambridge las etapas del olvido y del recuerdo doloroso que sufre un enfermo de la mente y su esposa, resignada al cuidado. Sobre todo, con una pequeña nota a modo de pincelada literaria sobre el personaje de Madame Bovary, el augurio de una posibilidad denegada en la juventud o de una aventura amorosa malograda queda presente como una posibilidad en el desenlace del relato. Pero la trama misteriosa no es la única virtud del cuento. El lenguaje técnico del contable se sirve de frases y descripciones muy sensibles que proporcionan un contraste maravilloso al estilo del narrador y, a la misma vez, lo caracteriza con varias dimensiones emocionales. La cantidad de sensaciones que experimenta como hijo ante la situación de su padre son muy genuinas y demuestran una sensibilidad oculta detrás de la ya citada "pequeña humanidad". Aunque este relato no presenta una transfiguración directa en pájaro, sí refiere el símbolo del origami de la grulla azul como una transfiguración fracasada de la madre a cualquier vida que pudo ser mejor. En todo caso, existe la amarga añoranza de la transfiguración, de lo que pudo ser.

Si tomamos los símbolos de este ingenioso libro, podríamos decir que su tema principal es la libertad absoluta, que viene  representada en las transfiguraciones de las supuestas víctimas. El convertirse en pájaro no es más que una experiencia catártica que libera a los personajes de la “pequeña humanidad” y les abre las puertas al mundo. Es también posible que la autora haya planteado el concepto de la humanidad como un tipo de prisión y que la condición humana, por tanto, sea una aspiración eterna a la libertad absoluta.

Mis relatos favoritos son:
“Ánima sola”
“Inriri cahubabayael”
“Un pájaro bobo”
"Reseña de un ajuste de cuentas"

Elementos literarios destacados:
-El intratexto
-El simbolismo ornitológico
-El hiperrealismo
-La mitología taína
-El erotismo

-La brevedad

miércoles, 28 de octubre de 2015

Libro trigésimo séptimo: Carnaval de sangre

Carnaval de sangre: microcuentos y otras brevedades de la palabra
de Ana María Fuster Lavín

La nueva propuesta de Ana María Fuster Lavín reconcilia elementos líricos propios de la poesía con la narrativa breve en prosa. Sus relatos en Carnaval de sangre utilizan recursos poéticos como la metáfora y la alegoría con gran efectividad. Aunque están separados en cuatro secciones temáticas, todos exploran la muerte, o la casi muerte, a través de diversos aspectos.

La primera sección del libro, Sin ojos: habitantes de la ciudad silente, explora la muerte del aspecto humano a través de la pérdida de la sensibilidad. Casi todos los micro relatos de esta parte, que es mi favorita de las cuatro, establecen unos símbolos sociales que representan a los drogadictos y desamparados que viven de pedir limosnas en la calle (por ejemplo, “Ciudad sin ojos 1” y “Ciudad sin ojos 2”). También habla de los que deambulan en la ciudad, a pesar de tener dinero, de la gente que vive en soledad y da sugerencias de cómo eso también los hace miserables (por ejemplo, “Veredicto” y “Esos pequeños seres diminutos”). Finalmente, explora a los enamorados que no aman, a los que deambulan en las relaciones y no relaciones (por ejemplo, Coleccionistas de polvos, Conjuro, Ángel de las alturas) que, en cierta medida, definen a una buena parte de nuestra generación de “Mileniales”.

La segunda sección del libro se llama Bajo la cama (trece días en el abismo y un final feliz). En esta, los microrelatos tienen un estilo narrativo mucho más lírico y funcionan de manera intratextual. Las breves historias van contando una especie de complicidad sobrenatural con un personaje al que la autora ha llamado Insomnio. Se encuentra con él durante la noche, en su propia cama, muchas veces debajo de ella, y en cada encuentro la lleva a descubrir diferentes facetas dolorosas de su personalidad a través de experiencias sexuales, o de recuerdos de experiencias sexuales. Su carácter poético nos permitiría darle varias interpretaciones a los símbolos aquí expuestos, pero si consideramos una vertiente mitológica podríamos recordar a los íncubos y súcubos del judeocristianismo. Sin entrar en conceptos moralistas, definitivamente hay varios elementos que señalan a la visita de estas criaturas. Por ejemplo, siempre arriban en la noche, tienen relaciones sexuales con su victima y pueden cambiar de sexo indiscriminadamente (vea los cuentos “Quererse en silencio” y “Sus ojos, mi cuerpo”). Además, y probablemente se trata del elemento más importante que respalda mi teoría, es que durante cada encuentro ocurre un acto sexual que lleva a la “víctima” a experimentar algún tipo de dolor emocional (el ejemplo más claro de esto es, quizás, “Viaje sin retorno”). Esto se puede asociar de forma simbólica con el supuesto propósito de los íncubos y súcubos, que es seducir a sus víctimas y utilizar el acto sexual para extraerles el alma.



La destreza poética de Ana María Fuster Lavín le permite llevar el mito y los símbolos a otro plano literario porque sus relatos realmente no hablan de monstruos ni de maldiciones. Muchas veces la supuesta víctima de la criatura llamada Insomnio es ella misma, lo que nos puede llevar también una interpretación difícil del íncubo y súcubo como monstruos que provienen del protagonista, similar a la clásica historia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Por supuesto, esto es solo una posibilidad literaria dentro de muchas (“El secreto del amor” claramente proporciona otra posibilidad interpretativa en donde Insomnio era un amante de carne y hueso); así de grande es la riqueza simbólica de Carnaval de sangre.

La tercera sección del libro se llama Carnaval de voces y sueños: amores canívales. Aquí los microrelatos proponen a la sangre y la voz humana como alimentos espirituales. Los relatos son variados ya que los personajes adquieren algo nuevo luego de consumir la sangre o la voz de una persona. En el caso de “Sed eterna” vemos un idilio erótico a través de una transgresora escena de vampirismo mientras que en “El cazador de sueños” los caníbales recuperan su lenguaje, y luego la sensibilidad, tras devorar al personaje del asesino onírico. En otros microrelatos de esta sección vemos el concepto del sacrificio como un intercambio de voces y sentimientos. En algunos casos las palabras, o el vocabulario, representan una parte de la humanidad de la persona. En cuentos como “Espejos y naufragios” y “Balada del silencio” la pérdida de una voz representa una ironía trágica. Por otro lado, en relatos como “Fuga de voces”, “La voz dormida” y “La biblioteca de las voces perdidas” el sufrimiento le devuelve las palabras, o la poesía, al protagonista. Así, las malas experiencias se convierten en una especie de ganancia a través del canibalismo emocional.

La última parte del libro se llama Los placeres de la muerte: carnaval de sangre. Aquí los microrelatos vuelven a tener la prosa más directa, aunque menos lírica, del principio del libro. La restauración estilística le da cierta redondez a la estructura del libro y le permite a la autora explorar con mayor precisión el tema climático de su obra: la muerte. Ya sea a través del suicidio o del homicidio, el tema preferido se manifiesta en un carnaval de desenlaces violentos en donde el amor, el hambre, la vocación y el arte misma son motivo de tragedia. Si bien la gran mayoría de los relatos lleva un tono melancólico o de angustia, otros pocos prefieren explorar la manifestación del terror genuino a través del extrañamiento, como en “Última danza para orquesta de cuatros y güiro”, uno de mis relatos favoritos del libro.

Como bien adelanta la sinopsis del Dr. Emilio del Carril, Carnaval de sangre es un libro de microrelatos que se aparta estilísticamente de los demás y que explora temas difíciles que usualmente preferimos evitar. Aquí, a través del arte, Ana María Fuster Lavín los ha convertido en literatura.

Mis cuentos favoritos son:
-Gol
-Las niñas perdidas
-El cazador de sueños
-Última danza para orquesta de cuatros y güiro

Elementos literarios que se destacan:
-La brevedad
-El intratexto
-La metáfora y la alegoría
-El lirismo
-El imaginario transgresor
-El erotismo

martes, 13 de enero de 2015

Libro trigésimo sexto: Tras esas gafas de sol


Tras esas gafas de sol
de María Bird Picó

La primera colección de relatos de María Bird Picó dice muchas cosas entre líneas. La sátira, el humor negro y el tono sarcástico resaltan en el estilo de la escritora porque a través de ellos surgen matices y posibilidades interpretativas inesperadas. Mencionaré dos ejemplos.

Más allá de la trivialización burlona hacia los medios populares, que con todo el derecho viene desde la primera oración del cuento “La esencia”, y también más allá del planteamiento moral sobre la trivialización del propio ser humano al tomar como parte de nuestra cotidianidad a los programas televisivos más populares (y usualmente lo más desagradables), la autora también presenta algunos asomos de temas posmodernos muy interesantes. Por ejemplo, la propia cotidianidad del programa televisivo en la vida rutinaria de la académica mujer protagonista termina por llevarla a someterse a la propia fantasía mediática a través de un delirio. El hecho de que la protagonista se tenga sujeta a la humillación pública de la que justamente siente repugnancia sugiere otros aspectos más complejos de la psiquis humana que se disfrazan entre el sarcasmo narrativo.

Por otro lado, del marido solo vemos una pierna en la habitación adjunta. Mientras la mujer profesional y académica continúa sintonizando el programa televisivo que tanto le disgusta, el hombre está aparte, en la otra habitación, completando un crucigramas sobre temas literarios mientras escucha música clásica. Su presencia está limitada al asomo de un pie y la música que escucha, como una criatura superior, no a la mujer, sino a los seres humanos. A simple vista puede sonar como una caricatura. Sin embargo, con su destreza narrativa la autora consigue proyectar varias posibilidades interpretativas a través de un simple cuadro sarcástico.

Es más probable que la autora quisiera plasmar una burla al matrimonio entre personas intelectuales que viven en universos diferentes dentro del mismo hogar. Sin embargo, me gusta mirar la posibilidad de una autocrítica muy humana a un personaje que reconoce su propia inteligencia y hasta se regodea internamente en su capacidad para reconocer lo obsceno en los medios populares de comunicación y que, sin embargo, se somete a ello y lo hace parte de su rutina cotidiana durante el descanso en el espacio íntimo del hogar. La protagonista odia lo que mira todos los días y a la misma vez lo acepta y se hace partícipe de ello. Este cuento muy bien puede esbozar el tema de la hipocresía en términos vagamente existenciales y quizás funciona como una genial metáfora sobre un matrimonio disfuncional.

El siguiente cuento se titula “La rutina” y tiene uno de los finales más geniales de la colección narrativa de la autora. Debo mencionar que la última escena del cuento me fascinó. Ahora bien, al comenzar a leer esta peculiar historia uno puede conjeturar que se trata de un cuento feminista debido a los diálogos contestatarios de la protagonista. Sin embargo, en su empeño por llevar la contraria de lo establecido, realiza cosas absurdas que ponen en cuestión la integridad de un planteamiento de protesta feminista. Por otro lado, si lo miramos desde la perspectiva de un discurso existencial, tiene mucho sentido. La mujer pone en ridículo a su familia, a sus compañeros de trabajo, a la compañía donde trabaja, al gobierno que activa la fuerza de choque, al pueblo que la adora ciegamente, a la religión (al final del cuento) y, sobre todo, a sí misma, simplemente por romper con la rutina. Entonces hay que preguntarse por qué una persona (no una mujer) se ve obligada a realizar locuras y absurdos en medio de una vida aparentemente estable y exitosa.

Todavía, en un sistema social moderno, una persona normal debe hacer cosas anormales para conservar la identidad. Lo absurdo en casi todos los cuentos de María Bird Picó radica en el hecho de que las pequeñeces cotidianas pueden ser un gotereo persistente sobre la roca de la cordura, tal como lo demostró Alan Moore con el clásico de novelas gráficas “The Killing Joke”. En el caso de los personajes de María, vemos que una persona normal se puede consumir en la sensatez debido a la repetición de las cosas más gratas. La música (“El deber”, “El secreto”), la maternidad (“La fama”, “La perfección”), el amor (“La ilusión”), la libertad, ya sea femenina, humana o profesional (“La rutina”, “La libertad”, “El talón de Aquiles”) son todas razones para que los protagonistas pierdan el control en las historias de esta colección.

En conclusión, Tras esas gafas de sol aprovecha el sarcasmo inteligente. Las tramas señalan continuamente a la rutina y lo establecido por medio de lo anormal o contradictorio. Este es un buen libro para releerlo y repensarlo porque podemos encontrar algo de nuestras vidas en él.

Mis relatos favoritos son:
“El deber”
“La perfección”

Elementos literarios que se destacan:
-La ironía
-El sarcasmo
-La sátira