Equus rex
Cuentos de caballos y
caballistas
de Jaime L. Marzán Ramos
Este libro llama
la atención. Son, precisamente, cuentos de caballos y caballistas. El mero
hecho de construir un obra literaria alrededor de un tema tan particular, y
hacerla funcionar, es sumamente interesante.
Jaime L. Marzán divide su texto en cuatro secciones o espacios. El primero se titula ‘Del mito griego a Waterloo’, en donde abre con una especie de leyenda titulada ‘El dios del mar y de los caballos’. Aquí, sitúa a Poseidón como el creador de los caballos bajo una inusual y divertida treta que se juegan los fabulosos inmortales helénicos.
En esta primera
parte hay cuentos que relatan las proezas de Alejandro Magno y Bucéfalo, Cayo
Julio César y su caballería, Jafet, Moisés y Josué y el faraón egipcio Ramsés,
Calígula, Rodrigo Díaz de Vivar, Cervantes en una entrevista, Wellington y
Napoleón en la batalla de Waterloo, entre otros. De esta parte, me llamaron la
atención en especial los relatos ‘Incitatus’
y ‘La importancia de llamarse Rocinante’.
‘Incitatus’ es un
microrelato muy bien construido que, como todo buen microrelato, me provocó la
lectura y relectura, varias veces, hasta que logré construir completamente la
imagen de un caballo vestido como senador, rumeando alrededor de su propia
excreta, que es el desperdicio y la inmundicia que el emperador Calígula había
impuesto sobre la democracia. Este es un microcuento excelentemente
estructurado y concebido. No es el único de esta naturaleza en todo el libro
pues tenemos en la tercer parte a ‘Eros, equus y la niña’, pero ‘Incitatus’ es uno
de mis cuentos favoritos de Equus rex
por su audacia y genialidad.
‘La importancia
de llamarse Rocinante’ es otro relato muy llamativo porque se aleja del estilo
que siguen prácticamente todos los demás relatos en el texto. Se trata de una
entrevista que se le realiza a Miguel de Cervantes y se le cuestiona casualmente el por qué del nombre 'Rocinante', siendo este un nombre tan
ordinario que significa 'antes del rocín'. Marzán hace un buen trabajo caracterizando a Miguel de Cervantes,
entregándonos a un personaje que defiende genialmente el origen etimológico y
poético del nombre del caballo del gran Don Quijote de la Mancha.
La segunda parte
del libro contiene apenas tres relatos y se titula ‘El caballo en América’.
Aquí se tejen las historias de los caballos de Emiliano Zapata (‘As de oro’) y
Myles Keogh (‘Comanche’), así como la misteriosa escolta que el famoso caballo Black Jack le
hacía a los presidentes norteamericanos muertos en el cuento ‘Un caballo sin jinete’.
La tercera y más
extensa parte del libro se titula ‘El caballo en Puerto Rico’. Este nombre nos
anuncia una cronología histórica que comienza desde el descubrimiento de una
tierra nombrada por primera vez ‘Florida’ mientras Hernán Cortés y Fernando
Pizarro mandan la conquista y exploración de las nuevas tierras en América. Luego continúa con un relato del primer gobernador de la isla, Juan Ponce de León, en
donde informa al rey de España, Carlos III, el paso de un devastador huracán,
por lo que le solicita ganado y caballos para restaurar y trabajar la tierra. El
tiempo avanza a medida que nos encontramos con los nuevos relatos y van surgiendo historias
como ‘Manolín y Camarero’, que son más contemporáneas y divertidas.
La cuarta parte
es más bien una especie de ñapa titulada ‘Otros cuentos’ en donde volvemos a
ver una referencia histórica, en este caso con el caballo de Troya, pero con un
final inesperado y, hasta podría decirse, juguetón en ‘El caballito de
madera’. El segundo y último cuento de esta parte se titula ‘Equus rex’. Este cuento es un relato
futurístico en donde una familia sale en su vehículo volador a dar una vuelta
alrededor del espacio aéreo de Puerto Rico. Mientras pasan van reconociendo las
ruinas y lugares histórico con una especie de escáner enciclopedia que lo
reconoce todo. Al final descubren que todavía existe una majestuosa bestia que
debía estar extinta, pero que corre majestuosamente a través de las costas y
llanos de Puerto Rico. Este es probablemente es cuento más preciosista de todo
el libro, pero es también el que contiene el final más
emocionante de todos.
Como acabo de
insinuar, la mayoría de los cuentos en Equus
rex son de carácter preciosista o contemplativo. Son una especia de elegía
prosaica hacia el caballo e ilustres jinetes, criadores y dueños de estos
animales a lo largo de la historia. El estilo narrativo predominante es más
bien un estructuralismo rígido y, a veces, repetitivo. Sin embargo, este libro
es un testamento de admiración y conocimiento mitológico, histórico y, sobre
todo, equino en donde cualquier lector puede encontrar un espacio para
descubrir la belleza de las letras a través de la majestuosidad de la bestia
más noble de todas: el caballo.
Equus rex fue el Gran Premio Nuevas Publicaciones
de la X feria Internacional del Libro de Puerto Rico 2007 y cabe mencionar que
es producto de una tesis artística realizada en la Universidad del Sagrado
Corazón en Santurce, Puerto Rico, como parte de una Maestría en Creación
Literaria.
Mis relatos favoritos han sido:
‘Incitatus’
‘La importancia de llamarse Rocinante’
‘Un caballo sin jinete’
‘Manolín y Camarero’
‘Equus rex’
Elementos narrativas predominantes:
-Estructuralismo
-Recuento y análisis histórico
-Brevedad
-Preciosismo
Próxima entrada: Cuentos de los últimos días
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